mercredi 2 mars 2016

La academia de Valentino, el rancho de Yamaha

A alguno de sus pupilos se lo encuentra, a veces, sentado a la mesa de conferencias, el sábado, porque ha logrado la pole. Y se enorgullece tanto que el susodicho enrojece a morir. A todos les da algún recado de vez en cuando, antes de salir a la pista, o va a felicitarles si les ha ido bien el domingo y acaban en lo alto del podio, donde acabó Fenati en Le Mans o Antonelli en Brno y Motegi. Valentino Rossi se rodea de chavales en el circuito porque cuando no compite también anda a dos ruedas. Y esto, cree su entorno, le hace seguir siendo competitivo. Se entrena con ellos día sí, día también. Y como aquello de compartir su sabiduría se había convertido en norma decidió montar una academia de pilotos, ponerle nombre, logo y montar una empresa, otra. Porque hace ya mucho que es una suerte de empresario-piloto.

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