Miguel Durán saltó al agua en la prueba de 400 metros libres con la intención de olvidar sus malas sensaciones en las pruebas 100 y 200 libre. “Quería nadar sin estar pendiente de la mínima”. El extremeño estaba ante la última oportunidad de obtener el billete a los Juegos de Río y no falló (3m48,96s).
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