Se le veía un tanto incómodo, sin mezclar con el resto como sabe ni poner la pausa que tiene. Se esforzaba incluso en defender balones imposibles que le costaron alguna que otra tarjeta. Pero Arda Turan pareció encontrar su lugar en el Barcelona en Ipurua, quizá porque en campo pequeño pudo sacar a relucir su regate en corto, quizá porque no debió desfondarse en las carreras. Pero sobre todo porque jugó en la izquierda, en el lugar que más se amolda a su fútbol, al menos en el Barça. También se remarcó ante el Eibar Munir, que ocupó la plaza de Neymar, sancionado, y volvió a explicar la apuesta de Luis Enrique sobre él antes que Sandro, de nuevo el último descarte.
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