El Málaga ha caído en desgracia. Le cuesta generar fútbol y apenas dispone de ocasiones. No tiene gol. Sus remates y disparos no encuentran los tres palos ajenos. Marcó Tissone y lo hizo inesperadamente en su propia portería, tras una falta botada por Denis Suárez que cabeceó hacia Kameni, que no pudo hacer nada ante el imparable testarazo amigo. La actitud y el orgullo ante la adversidad no le fueron suficientes al conjunto de Javi Gracia para revertir una situación preocupante, seco en ataque en las cinco jornadas que se llevan disputadas. Lo agradeció el Villarreal, que en su versión descafeinada logró un nuevo triunfo buscado durante gran parte del partido y que lo encontró con la pifia de Tissone.
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