Después de seis jornadas imponiendo su potencial y caminando invictos, Real Madrid y Barcelona sincronizaron dos tropiezos inesperados en el último fin de semana de la Liga Endesa, ante Fuenlabrada y Andorra respectivamente, que fueron explicados por sus entrenadores recurriendo al mismo argumentario autocrítico. “Nos ha faltado respeto al partido desde el primer minuto. Los 60 puntos encajados en el primer tiempo son inadmisibles. Hemos permitido 74 tiros a canasta y eso significa que no hemos defendido nada y que nos han reboteado fácil”, señaló Laso tras el partido en el WiZink Center (una derrota con guarismos de NBA, 105-107). “No nos preparamos bien para este encuentro. No bastaba con jugar y defender un rato. El rival nos superó en agresividad en ambos lados de la pista. Está bien haber perdido por cómo jugamos”, afirmó Pesic el sábado en la sala de prensa del Fernando Martín (79-73). La saturación del calendario y la púrpura de la competición europea han acabado por convertir la competición doméstica para los dos grandes en banco de pruebas, rotaciones y rodajes y también en escenario de sofocones imprevistos. Ambos conjuntos afrontan una secuencia competitiva que les llevará a disputar en torno a los 80 partidos en ocho meses de competición.
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