Karen Khachanov (Moscú, 22 años), ganador el pasado domingo de su primer Masters 1000 en París-Bercy, conduce al engaño. Cuando asoma, su corpachón y su 1,98 de altura invitan a pensar en el enésimo bombardero de gatillo fácil y patrón de juego básico, de mente quebradiza. Lo del gatillo es cierto, pero el resto no. El ruso, lector de novela clásica romana y jugador de ajedrez, posee la derecha demoledora tan característica de la nueva hornada de tenistas, pero a la vez ofrece unas prestaciones magníficas en los peloteos y una movilidad de piernas que muchos rivales más bajos (y teóricamente más ágiles) le comprarían sin la menor dura.
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