Aunque Novak Djokovic sea un magnífico jugador de póquer, en lo que a gestos y señales se refiere dentro de la pista, este domingo su rostro le delataba. Durante la 1h 37 minutos que duró la final frente a Karen Khachanov, su cara decía constantemente que no tenía cartas y no veía la j ganando poso día tras día, ya reclama un hueco entre lo más granado del circuito. Con su imponente 1ugada. Y es que Nole se topó enfrente con el ruso que desde hace algún tiempo emite señales y ahora,,98 y una derecha de acero, el moscovita (22 años) desarmó al serbio y conquistó el trofeo de París-Bercy, el cuarto de una carrera que de continuar en la misma línea apunta a ser importante.
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