El sprinter del Giro es un bestia, habitualmente italiano y fanfarrón, egoísta y temerario que desprecia el riesgo y se ríe de la muerte en cada pedalada hacia la meta, y su cuerpo a 1.000 vatios por segundo. Elia Viviani es italiano y es sprinter y es generoso y tierno, respeta a sus rivales, frena para hacer un favor a quien se lo pide, y algún día en que le han derrotado se baja de la bicicleta y se sienta en el asfalto y llora inconsolable y sin esconder las lágrimas ni taparse la cara, y le duele no por él sino por los compañeros que han trabajado para él. Y pese a ser el antisprinter, podríamos decirlo así, a Viviani no le va nada mal en el Giro 101, en el que ha ganado las dos llegadas masivas en que se han resuelto las dos etapas israelíes en línea.
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