jeudi 31 mai 2018

Un tiburón suelto en la pecera del Liverpool

Gareth Bale salió al campo en el minuto 60. Extrañamente temprano, sobre todo en una final y cuando se había agotado ya un cambio por lesión. Con prórroga, Bale hubiese jugado 70 minutos, prácticamente un partido. Y el Madrid, empatado, se quedaba solo con un cambio para afrontar minutos agónicos, posibles expulsiones, calambres o lesiones. Fue la gran decisión de Zidane, su momento de mayor responsabilidad. La tomó, además, con un jugador que estaba dolido con él. Bale tenía motivos para estar enfadado, y Zidane motivos para actuar como actuó.

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