El Liverpool, flamante finalista de la Liga de Campeones, perdió frente al Chelsea en Stamford Bridge un partido que Jurgen Klopp había calificado en la previa de semifinal, pues el conjunto red no tiene todavía garantizada matemáticamente su participación en la próxima edición de la Champions. Entre la quinta y la tercera plaza (posiciones de partida de ambos equipos) solo existían seis puntos de diferencia a falta de dos partidos para los blues, de ahí que no reservase el técnico alemán a ninguno de sus puntales, aunque todos ellos, con la excepción de Mané, interpretasen una versión absolutamente desmejorada respecto a sus avatares europeos. El Chelsea, un equipo a merced del talento (enorme) de Hazard, que se agazapó en su campo y dejó hacer, se llevó el partido gracias a un cabezazo de Giroud, en la única ocasión de peligro que generó el delantero francés.
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