El 6 de febrero se puso el chándal del Deportivo y dirigió su primer entrenamiento. Trece sesiones y dos partidos después concedió el primer día de asueto a su plantilla, el único hasta ahora. Apenas había referencias sobre el pelaje de Clarence Seedorf como entrenador porque además solo atesoraba una experiencia en los banquillos de seis meses. Dos semanas y media después de su llegada empiezan a despejarse dudas. Estamos ante un técnico más de donde pació que de donde nació, de cultura más italiana que holandesa, laborioso, con un discurso futbolístico que al menos de puertas afuera no va mucho más allá de los lugares comunes que refieren a "la intensidad”, "la agresividad” y “lo mental”. Un currela por ahora desafortunado en los resultados. El Deportivo ha perdido por la mímina sus dos partidos con él a los mandos, es penúltimo y hoy recibe al Espanyol en Riazor en un duelo que pesos pesados del vestuario no dudan en calificar como una final. Para ganarla les piden que interpretan un libreto que se escribe con los siguientes renglones.
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