El fútbol es un juego de errores, decía Johan Cruyff. Cuantos más hay mayor divertimento para el espectador, asi que es más que probable que el partido perfecto acabase con empate a cero. Real Sociedad y Salzburgo son buenos equipos, pero no están del todo bien acabados. Les duele atrás, cuando tienen que defender cerca de su portería. Por ahí vino la salsa de una eliminatoria entretenida que se llevó el Salzburgo falló menos y tuvo el acierto de golpear en instantes clave. Lo hizo en Anoeta para empatar en la ultima jugada del partido y llevarse la manija para emplearla en su casa. Lo repitió en esta segunda cita en un inicio de partido a cara o cruz o en el momento de la resolución, cuando la Real trataba de lanzarse a por el triunfo y se encontró con una expulsión, un penalti, un gol y una lesión de su portero. Y fuera e Europa.
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