Pasada la plaza de toros y los sietecueros de flores magenta, y cuando la carretera tan empinada se acercaba a la Torre de Chipre y los bosques de niebla de Manizales, Egan Bernal atacó. Nadie le pudo seguir. Ni los dioses Rigo, segundo en la general, y Nairo, líder, que, extrañamente pasivos, confundidos, le dejaron alejarse, y con él la victoria final. Bernal desencadenado alcanzó y superó a todos los de la fuga multitudinaria salvo a uno, a Dayer Quintana, el hermano, que ganó la etapa. “Esa victoria me da mucha alegría. Es como si hubiera ganado yo”, dijo Nairo, el hermano derrotado, con voz triste.
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