La selección y el Barcelona son dos puntos y aparte en el balonmano español. El resonante e inédito éxito del combinado dirigido por Jordi Ribera, campeón de Europa por primera vez en su historia, se inscribe en el microclima de un deporte regido por unos parámetros muy particulares en España. La Liga Asobal es el Barcelona por una parte, y el resto de clubes, a años luz, por la otra. Tras una época de opulencia en que el Ciudad Real fue capaz de ganar tres de las cinco finales de la Champions que disputó, la última en 2009, el mismo año en que el Valladolid se adjudicó la Recopa, se sufrió una crisis tremebunda. Ambos clubes desaparecieron, como el Portland San Antonio o el Teka Santander, que habían llegado a ser también campeones de Europa en 2001 en 1994. Y en 2016 también desapareció el Balonmano Aragón.
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