Entiendo que el delito, si lo fue, ha prescrito. Porque se produjo hace 30 años. Y porque no incurría en la maldad cuando sustraje la camiseta de David Russell entre la ropa que mi hermano Abel traía en su bolsa de entrenamiento. Jugaba en el primer equipo de Estudiantes. Y accidentalmente confundió en el vestuario su número 9 con el número 10.
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