El día después de que Neymar admitiera a la cúpula del Barça que se quería marchar, que tenía una oferta mareante del PSG y que su ambición pasaba por ser un líder con aspiraciones al Balón de Oro y no tanto un secuaz de Messi, el área deportiva tomó un vuelo en dirección a Londres. Fueron el secretario técnico Robert Fernández y el exdirector de fútbol Raúl Sanllehí —ahora en nómina del Arsenal— quienes viajaron para hablar con el entorno de Coutinho, para cerrar ni que fuera de palabra un posible compromiso. Hicieron diana porque el viaje relámpago resultó vital para poder verle frente al Espanyol en la vuelta de la Copa y los próximos cinco años de azulgrana, motivo de festejo en el Camp Nou y también en el vestuario porque Coutinho sí quiso ser el compinche del 10, también el compañero del Luis Suárez. Quizá también se le vea hoy frente al Alavés (20.45 h. Movistar Partidazo), aunque ya de inicio porque como dijo Valverde: “Los buenos se adaptan rápido”.
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