Hay dos clases de defensas. Aquellos que se distinguen por el sentido táctico, la elasticidad y la finura en el manejo de balón; y aquellos que, menos académicos, destacan por una naturaleza salvaje que les impulsa a atacar a los defensas a la mínima oportunidad de anticipación, cosa que perciben con una especie de olfato. Un prestigioso analista de la Premier califica a estos últimos de "defensas puyolianos", porque de algún modo representan la herencia de Carles Puyol. El fiero Aymeric Laporte, fichado por el Manchester City a cambio de 70 millones de euros para el Athletic, es el típico anticipador congénito.
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