Cuatro victorias y un empate contemplan al Celta durante el último mes, tiempo en el que ha gateado por toda la amplísima meseta que conforma la clase media de la Liga para situarse en la séptima plaza y mirar hacia Europa. El Celta parece engranado y empieza a ser un equipo fiable a lomos del indiscutible galope de Iago Aspas. En este fútbol moderno que se sustancia en las transiciones, en todo aquello que sucede en los instantes que se suceden tras perder o recuperar la pelota, el Celta se aplica como pocos. Ante el Betis lo hizo. La presión le ganó a la posesión.
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