El reloj se aproxima a la medianoche y en una exclusiva sala bunquerizada, en la se relajan los tenistas antes de comparecer ante los medios en el O2, atiende a EL PAÍS el joven que ha reconciliado a Grigor Dimitrov con su profesión. Se llama Daniel Vallverdú y nació en Valencia, la de Venezuela, hace 31 años. Es, pues, el preparador más joven entre la élite del circuito. De padre catalán y madre cántabra, iba para tenista, pero una lesión se cruzó en su camino a los 23 y a la vez consideró la atractiva propuesta de su amigo Andy Murray, al que conoció en la Academia Sánchez-Casal de Barcelona, para recorrer el mundo y triunfar de la mano.
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