Mientras en Eindhoven, gris y siempre iluminada por las bombillas de su Philips el día pasaba lento, en una de las conferencias de Play the Game, la gran eucaristía de la anticorrupción en el deporte, contaron su experiencia dos fiscales que, conjuntamente, colaborando desde ambos lados del Atlántico, han desentramado uno de los asuntos más espectaculares del lado oculto del deporte, la relación delictiva entre Lamine Diack, expresidente de la federación internacional de atletismo (IAAF), y Carlos Nuzman, presidente del Comité Olímpico Brasileño y del comité organizador de los Juegos de Río 2016. La fiscal es brasileña. Se llama Fabiana Schneider. El fiscal es francés, Jean-Yves Lourgouilloux.
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