jeudi 30 novembre 2017

Tiger Woods vuelve sin la ayuda de dios

Cuando Tiger Woods estrelló su Cadillac Escalade en la exclusiva urbanización de Isleworth, Florida, todavía era algo más que el mejor deportista del planeta. Todo cuanto rodeaba al genio de Cypress destilaba perfección, desde su majestuoso swing hasta las fotos familiares en las que él y su entonces esposa, Elin Nordegren, posaban con los dos hijos del matrimonio en algún rincón de su espléndida mansión. Su imagen pública era la de un Jedi, un virtuoso en todas las acepciones de la palabra, y su perfecta sonrisa se convirtió en el mascarón de proa para un relato, el del sueño americano, que necesita renovarse cada cierto tiempo con savia nueva para no convertirse en un viejo eslogan de un pasado mejor.

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