Un susto, un regalo y un golazo. El bombazo de Acosta había dejado estremecido al Espanyol. Sin embargo, cuando menos se lo esperaba, el equipo de Quique Sánchez Flores se encontró con amigo inesperado: el árbitro Iglesias Villanueva, el mismo que le negó el gol a Messi en la última visita del Barça a Mestalla le concedió un penalti inexistente al Espanyol. Gerard Moreno inició la remontada que consolido Granero con un golazo y remató Sergio García. El cuadro blanquiazul derrotó al Tenerife (3-2) y selló, con angustia, su billete para los octavos de final de la Copa del Rey.
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