Acaba de recibir su primera llamada para integrarse en la selección española, pero hace menos de un año Luis Alberto Romero (San José del Valle, Cádiz, 1992) era un futbolista encerrado en una jaula de oro. El Lazio le había firmado un contrato de cinco años tras pagar casi cinco millones de euros al Liverpool en un inopinado movimiento al cierre del mercado estival, pero en Roma yacía inédito, sin contar siquiera para unas convocatorias que en el campeonato italiano permiten tener una decena de futbolistas en el banquillo. Luis Alberto no contaba para un técnico, Simone Inzaghi, que tras la marcha atrás de Marcelo Bielsa tardó en quitarse la etiqueta de interino, un entrenador que apenas miraba para el último en llegar, una apuesta que además que no era suya, sino del director deportivo Igli Tare.
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