Con Gareth Bale nunca se saben muy bien los plazos y los tiempos de recuperación. En el parón internacional de octubre viajó a Gales con una sobrecarga en el muslo y regresó con un edema en el sóleo –empezó a notar unas molestias y le hicieron una prueba- que parecía poca cosa. “10-15 días de baja”, aseguraban en el Madrid. No volvió a jugar. No lo hace desde el 26 de septiembre en Dortmund. Ese edema le impidió entrenarse con el grupo durante tres semanas. En el último parón, antes del derbi, con Bale listo para disputarlo, se volvió a lesionar.
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