Hubo partido con hueso en Chamartín. Nada que ver con la clasificación de uno y otro, con ese Madrid espasmódico y ese Málaga que como visitante ni había marcado ni había puntuado. En el Bernabéu ambos destilaron un duelo vistoso, intrigante hasta el final, sin que quedara subrayado quién iba de blanco y quién de blanquiazul. Solo un penalti anotado por CR tras un desvío inicial de Roberto alivió al Madrid. A un Real que fue de más a menos y ante el que su oponente disimuló con creces sus males. Le tuteó de lo lindo.
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