Los Cavaliers no levantan cabeza. LeBron James mira atrás, a sus 14 temporadas anteriores, y no ve una racha semejante. Son cuatro derrotas seguidas, cinco en los ocho primeros partidos. Esto no ha hecho más que comenzar, pero pinta mal para el equipo de Ohio. Su nivel de juego ha caído en picado. Nada hace recordar al que disputó las tres últimas finales con Golden State y ganó el anillo en 2016. Sus derrotas, excepto ante Brooklyn, han sido concluyentes: por 21 puntos ante Orlando, por 22 ante Nueva Orleans, por 19 ante Nueva York y por 17 ante Indiana. Los resultados delatan la extrema vulnerabilidad de un equipo que repetía como favorito para ganar la Conferencia Este según la encuesta anual entre los directores deportivos de las 30 franquicias de la NBA.
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