El Betis salvó un punto ante un Getafe. Lo hizo, posiblemente, en el peor choque de la temporada, donde su juego talentoso y de toque fue apenas una anécdota. Los de Setién tuvieron el mérito de igualar un 0-2 gracias al empuje postrero en la segunda mitad y gracias, también, a la increíble falta de pegada del Getafe. Los madrileños ganaban 0-2 cuando quedaban 20 minutos para el final. Antes, habían perdonado una cantidad impresionante de ocasiones frente a un Betis rendido, desguarnecido por un Setién que se la jugó y que acabó empatando en dos disparos desde fuera del área. Le salvó la pegada al Betis, muy endeble en defensa, sin circulación de balón esta vez, pero con más calidad arriba. A pesar de que Cala dejó maniobrar a Sanabria y Boudebouz, los lanzamientos de los jugadores verdiblancos desde fuera del área fueron producto de la calidad y la pegada. El partido, en sí, fue un misterio. El Getafe fue mejor durante 70 minutos, pero pagó su falta de pegada y sus escasas dotes físicas. Pudo golear al Betis y acabó pidiendo la hora porque los locales estuvieron cerca de remontar el partido. Esta forma de jugar al fútbol de los verdiblancos hace de cada encuentro un enigma. En el Villamarín se juega sin red. Son ya 25 goles en total los que se han visto en el estadio bético en seis partidos jugados. No hay control en el Betis. Pero hay más pegada que en anteriores temporadas. El gol lo tapa todo.
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