El tiempo lo dirá más adelante, pero Grigor Dimitrov dio un salto de gigante en Londres para dirigirse el espacio que tiene reservado desde hace años. Al búlgaro, tenista excepcional, le ha costado mucho más de lo previsto protagonizar un logro importante, pero su triunfo en la Copa de Maestros (7-5, 4-6 y 6-3 a David Goffin, en 2h 30m) puede marcar un punto de inflexión y definir una carrera que apuntaba altísimo, después desembocó en la oscuridad y estos días se ha redirigido hacia su lugar natural, que no es otro que las cumbres.
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