Si en un futuro a medio plazo dispone de un monoplaza suficientemente competitivo como para volver a pelear por el título de campeón del mundo de Fórmula 1, Fernando Alonso será seguramente mucho más peligroso que nunca. El calvario por el que transita desde que se marchó de Ferrari por la puerta trasera a finales de 2014 para regresar a McLaren, supone una penitencia durísima para alguien como él, el piloto que fue capaz de destronar al mismísimo Michael Schumacher en 2005. Sin ningún tipo de duda, el ovetense es mucho mejor conductor en estos momentos que entonces, por toda la experiencia que ha acumulado en todos los sentidos. Sin embargo, al español le falta algo primordial: tener la oportunidad de pelear por el mayor reconocimiento que hay en cualquier disciplina, algo que no ha logrado en los cuatro últimos años y que tampoco parece muy factible de forma inmediata.
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