La sorpresa al observar el parte meteorológico era mayúscula. La previsión de lluvia era bastante alta. Pero, claro, también llueve en el desierto. De vez en cuando. Según los estudios de los últimos años, enero y marzo son los meses más lluviosos, aunque en este último es en el que se acumulan mayores cantidades de agua: 12 litros por metro cuadrado; y se pueden esperar siete días lluviosos en todo el mes. No es mala la estadística como para causar semejante sorpresa. Aunque los catarís parecen no darle mucha importancia: Doha, la capital, carece de sistema de alcantarillado. Y en el circuito de Losail nunca se preocuparon por ello tampoco, más teniendo en cuenta que hasta ahora se consideraba que, al ser una prueba que se disputa de noche, no se podía competir en mojado. El caso es que cuando hay tormenta se inunda la ciudad y el trazado se vuelve impracticable, como se comprobó el pasado fin de semana, cuando tuvieron que suspenderse todas las sesiones del sábado del gran premio de Qatar con el que se daba inicio al mundial de motociclismo.
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