Ganó por fin el Athletic, por 2-0 al Betis, tras cosechar tres derrotas y una victoria en las últimas jornadas y, con el pinchazo de los andaluces, el gran beneficiado es el Valencia, que jugará la Champions el año que viene. Por lo que fuera (misterios de la religión futbolística) ni el Athletic era el Athletic, ni el Betis, el Betis. Por vivacidad, por agilidad, por Muniain, de medio punta con todo el manual intacto tras la lesión, por la dupla Aduriz y Williams (por fin juntos no tan alejados), el Athletic se lavó la cara sin necesidad de un gel de alta gama, solo con jabón intacto. El Betis daba, en la primera mitad, la imagen del madrugador noctámbulo, muy rutinario, más relajado en su éxito que el Athletic en su fracaso. Teresiano, así como ausente, como si el gol llegaría como la fruta, por temporada, ante un rival con la cosecha perdida.
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