Con la derecha y con la izquierda. La agudeza de Isco, con dos goles con distinto pie, enfiló a España hacia el Mundial de Rusia de 2018, que ya le queda a tres pasitos. Nadie simbolizó como el malagueño la diferencia entre la Roja e Italia: el talento, lo que Julen Lopetegui esparció por todo el frente de ataque, con Isco, Iniesta, Asensio y Silva. El técnico renunció a la ortodoxia de un ariete convencional y se entregó a las botas más sutiles. Y por esa chistera, en este caso la de Isco —que sumaba dos goles como internacional en 17 partidos—, el conjunto español se llevó el duelo y ya pide embarque para tierras rusas, salvo descalabro histórico con Liechtenstein, Albania e Israel.
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