Fue una cuestión de estrategia. Probablemente, ni siquiera el ingeniero de pista de Kimi Raikkonen se lo imaginaba. Pero cuando mandó cambiar neumáticos al finlandés en la 34ª vuelta, su decisión arruinó la carrera del hombre que había salido desde la pole position y le acabó relegando a la segunda posición, en la carrera más emblemática del mundo, el GP de Mónaco. En las cinco vueltas siguientes, Vettel apretó a fondo el acelerador y marcó mejores tiempos que su compañero de equipo, con lo que fue reduciendo la distancia con él. Y cuando entró en el taller, Vettel ya sabía que si nada fallaba había recuperado el tiempo necesario para salir por delante de Raikkonen.
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