A sus 33 años, Fernando Verdasco puede considerarse un especialista en reventar pronósticos. Aunque alcanzó su pico competitivo en 2009, con las semifinales del Abierto de Australia, es hoy día un rival de doble filo, porque si se levanta con el pie torcido no suele haber demasiada historia en la pista, pero si lo hace inspirado es capaz de tumbar a cualquiera. Este martes derribó a un prototipo perfecto para alcanzar el número uno, Alexander Zverev, que llegó a París con tan buena inercia que se le incluía en el listado de favoritos al título.
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