A Sergi Roberto le fue de maravilla que en pretemporada, dadas las bajas del equipo, le probaran de lateral derecho. Inteligente como es en el campo, no se perdió en la línea que marcaban los centrales y disfrutó con las ascensiones, casi siempre en solitario porque a los extremos les cuesta horrores bajar. Tuvo el protagonismo que siempre buscó en el Barça, sobre todo porque llevaba dos años sumido en el anonimato y hasta se pensó dejar el club en este verano, después convencido por Luis Enrique. “Tendrás más oportunidades con la marcha de Xavi”, le dijo. Y el 20 se insufló de confianza, hasta el punto de que ahora que vuelve a actuar de volante juega como nunca lo hizo. “Le falta arriesgar”, se cuchicheaba en la ciudad deportiva azulgrana, convencidos todos de que su fútbol daba para más que para guardar la pelota. Ya lo hace. Y, por primera vez en siete años, un canterano podría ganarse un puesto de titular en el Barça.
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