lundi 2 novembre 2015

El Atlético ante un partido inhóspito

A las diez y media de la mañana, Diego Pablo Simeone era uno de los pocos miembros de la expedición del Atlético de Madrid que pululaba por el marmóreo hotel Raddison de Astana. Iba camino del gimnasio, una rutina que pocas veces se salta en los desplazamientos cuando no puede salir a correr al aire libre. Sus futbolistas, después de un desplazamiento de siete horas y 6.840 kilómetros de vuelo, prefirieron saltarse el desayuno voluntario y aguantar en sus habitaciones hasta las 12:30, la hora establecida por el cuerpo técnico para ponerse en pie y combatir el jet lag. El plantel cenó alrededor de las dos de la mañana y se fue a dormir cerca de las tres. En el avión, acondicionado con butacas de clase bussisnes, repartieron horas de sueño con conversaciones y películas o juegos descargados en las tablets. En el trayecto solo ingirieron una pequeña merienda compuesta por dos pequeños bocadillos.

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