“¡No, no, no hay ningún bajón físico!”, dijo ayer Casemiro en Balaídos nada más terminar el partido cuando le preguntaron si al Madrid le habían faltado piernas en el tramo final. A él, que le sobra músculo y resistencia, casi le parecía una ofensa cuestionar el aguante del equipo. “Cansados estábamos, pero jugábamos en un campo difícil y contra un rival que peleará arriba”, explicó el que se ha convertido en el hombre de confianza de Rafa Benítez.
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