A partir del esférico, mostrando sus señas de identidad, el Villarreal, en un partido perfecto en defensa y en ataque, pasó por encima de un Sevilla menor, solo revivido en el cuarto final del encuentro con el gol de Llorente. Hasta el tanto del ex de la Juventus, el Sevilla fue minimizado por un excelso Villarreal, serio en defensa, superior en el centro del campo, sublime en ataque. La lectura del partido de Marcelino, con sus futbolistas más técnicos en el terreno de juego, rebajó al equipo de Emery, al que esta vez en El Madrigal le valió de poco su fútbol físico y directo.
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