dimanche 20 mai 2018

Celebración

De los goles más importantes de mi vida, que siempre marcaron otros, guardo el recuerdo de la gente con la que me abracé hasta perder el sentido. Un señor gordito y calvo, sudoroso, al que agarré su cabeza de bombilla cuando Roberto Carlos marcó el tercer gol contra el Recreativo de Huelva en aquella liga de Capello que perdimos más veces de las que la ganamos, aunque cuando la ganamos fue de verdad; la tuve tanto tiempo entre los brazos, mientras gritaba, que cuando terminé de celebrar se zafó como pudo encarnado como un tomate, pues lo había dejado sin respiración un minuto y medio.

Seguir leyendo.



source Portada de Deportes | EL PAÍS https://ift.tt/2KGls8X

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire