Pau Gasol y Ricky Rubio, la selección española al completo, está en otra órbita en un inicio de campeonato arrasador. La República Checa quedó tan hecha triza como la de Montenegro el día antes, incapaz de sostenerse ante el vendaval de un equipo que arrasa con la aparente facilidad de los grandes de verdad. España, definitivamente, está en otra división. Un día gana por 39 puntos y otro por 37. Resuelve los partidos desde los primeros compases y es capaz de dosificarse sin dejar por ello de aumentar las diferencias y una apabullante sensación de superioridad.
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