El lenguaje verbal dice que entre Rafa Benítez y James todo va de maravilla y que el primero no tiene “ningún problema” con el segundo. El lenguaje futbolístico dice que el colombiano no está cumpliendo con lo que le pide el entrenador. El lenguaje corporal dice que no hay armonía entre ambos y que James ha perdido la sonrisa. Incluso el lunes, en la gala de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) en la que fue premiado como mejor centrocampista de la temporada pasada, James, un tipo normalmente muy risueño, estaba muy serio.
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