El Sevilla ha recuperado las señas de identidad que le hicieron un equipo temible. Esencialmente en su estadio, donde acumula seis victorias seguidas bajo la batuta de jugar los partidos a una intensidad tremenda, iniciar la presión bien arriba y contragolpear bajo la genial batuta de Banega. Con estos ingredientes, el equipo de Emery pasó por encima de un Espanyol demasiado blando, que se rindió ante la evidente superioridad del Sevilla. El equipo de Emery va encontrando el equilibrio, pues a su mejora en el juego de ataque se añade una estupenda labor defensiva: un solo gol recibido en los últimos ocho encuentros.
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