Dos latigazos sobre la bocina, con Thomas, Correa y Jackson, los tres cambios introducidos por Simeone para romper el empate, destrozaron a un buen Rayo. Fue a partir de Thomas, el cuarto canterano de ese centro del campo que formaron Koke, Saúl y Óliver, cuando el Atlético se estabilizó para poder romper el empate que se intuía. La jugada con la que rompió al Rayo describe al chico, meritorio desde pretemporada. Arrancó con potencia para romper línea, combinó con Saúl y terminó por asistir a esa revolución callejera que es Correa. En cada minuto que le ha concedido Simeone, Thomas se ha hecho acreedor de un sitio en el plantel que ahora peligra ante la llegada de Augusto Fernández y Kranevitter. El Getafe y el propio Rayo estaban esperando hasta ayer la decisión final. Puede que esa jugada, que la propia ascendencia que tuvo en el juego para equilibrar a su equipo y verticalizarle, signifique que no haya una cesión en el mercado invernal.
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