Le incomodó el viento, no se separó de su libreta, apenas se incorporó para dar alguna indicación y cuando veía morir el partido desde el sector que ocupaban los aficionados del Manchester United desplazados a Stoke comenzaron a invocar a voz en grito el nombre de José Mourinho como su sucesor. Louis van Gaal está ante la puerta de salida del club de Old Trafford y casi seguro, a sus 64 años, ante el epílogo de su carrera deportiva. Su equipo cayó (2-0) en el Boxing Day por tercera jornada consecutiva y encadena siete partidos sin conocer la victoria, algo nunca visto en los últimos 26 años. La sensación de impotencia que destila una plantilla en la que se ha invertido 300 millones de euros en el último año y medio es absoluta. “El problema es que no nos atrevemos a jugar nuestro fútbol porque no podemos con la presión de los malos resultados. Y cada vez es mayor”, atinó a explicar tras el partido el técnico holandés. En el no parar del fútbol inglés en estas fechas, el lunes su equipo recibe al Chelsea, otro gigante en problemas, sólo dos puntos sobre el descenso.
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