En los aledaños de Old Trafford no faltó la reivindicación ni la sátira. Resulta que los vendedores ambulantes y en los tenderetes de las calles próximas al estadio ya vendían antes del encuentro frente al Chelsea una bufanda del Manchester United con la cara de Mourinho, curiosamente el extécnico blue despedido hace unas semanas y el favorito de la afición red devilpara dar el relevo al holandés Louis Van Gaal. No se sabe si a la directiva le importó que el MUFC jugara anoche como quiere su técnico, con ataque posicional agitado con verticalidad en los últimos metros. Pero le faltó puntería —o le sobró Courtois bajo palos—, y el empate huele a condena para Van Gaal. “Creemos que es el final”, comentaban desde su entorno más próximo por la mañana, también conscientes de que el entrenador no acudió al último entrenamiento en un pulso con perdedor claro de antemano. Aunque Van Gaal fue contundente después en la rueda de prensa: "Tengo confianza en la directiva y los jugadores. No veo razones para renunciar".
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