Pau Ribas y Abrines inyectaron en el juego del Barcelona la rapidez, la garra ofensiva y la decisión de la que ha adolecido repetidas veces esta temporada, de la que siguió careciendo durante el primer cuarto del clásico catalán. Los dos aleros marcaron el punto de inflexión que sirvió a su equipo para domar al Joventut y llevarse el duelo con la contundencia imprescindible frente a un rival muy capaz de devorar sus desventajas con un par de ráfagas de triples.
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