Betis y Sevilla se anularon en un derbi lleno de emoción, pero muy escaso de fútbol, lleno de interrupciones, miles de amarillas y la sensación, en general, de que el punto le sabe mejor al conjunto verdiblanco. El motivo, la evidente inferioridad técnica de un Betis que escapa vivo de un duelo donde el Sevilla gozó de las dos únicas ocasiones del choque, muy bien resueltas por el meta Adán, fantástico ante Gameiro. Fueron los dos únicos destellos de un Sevilla que tuvo demasiado miedo a perder. Sus jugadores importantes, caso de Vitolo o Konoplyanka, apenas aparecieron, y Gameiro demostró que está a años luz de Bacca. El mérito del equipo de Emery, que sacó demasiado tarde a Llorente, residió en que casi siempre mantuvo el control del derbi y logró que el Betis no le tirara a puerta. Realmente, resultaba difícil que los de Emery encontraran continuidad en un juego constantemente interrumpido por faltas, plagado de amarillas y en donde avanzar con el balón resultaba una auténtica odisea. En el reino del miedo, mandó el empate, con lo que los dos equipos se marchan satisfechos. No hubo fútbol, solo destellos de gente como Banega, Joaquín, Dani Ceballos o Vitolo. Quizás poco para aliviar el tostón, con más emoción en la grada, una locura, que en el campo.
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