Era el partido de la ruptura para México. Al tri le bastaba empatar contra Rusia para meterse a las semifinales de la Copa Confederaciones y pese a ello se plantaron como un conjunto combativo. Lo ganaron 2-1 gracias a una acción temeraria. El juvenil Lozano se enfiló hacia la portería para complicarle un balón por aire al meta Akinfeev, y se llevó tremeda patada en el rostro, aunque su recompensa fue el gol, el del triunfo.
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