Los niveles de estrés que provocó el Gran Premio de Azerbaiyán hicieron mella en Sebastian Vettel, un tipo ya de por sí temperamental y que esta vez se comportó como un macarra al embestir a Lewis Hamilton, tras considerar que este frenó de forma demasiado agresiva cuando circulaba detrás del coche de seguridad. El alemán, pegado al trasero del Mercedes, llegó a rozar con el morro de su Ferrari el difusor del monoplaza de su rival, antes de dar un volantazo, colocarse en paralelo y chocar con él lateralmente.
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