Los 54 millones de euros que la Juventus de Turín pagó al Parma en 2001 por el traspaso de Gianluigi Buffon aún permanecen como la cifra más alta pagada por un portero. Aquella millonaria venta fue una rara avis, un caso aislado en un mercado que nunca había arrojado esa tasación tan elevada para una posición tan trascendental en el juego. El inicio de este mercado veraniego ha visto alterada esta tendencia, agitada por la inflación que está generando el poderío económico de la Premier.
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